Ya llevas un pedacito de mi corazón, hagas lo que hagas con él, es tuyo.
Y ocurra lo que ocurra yo siempre voy a estar aquí por ti.
Quizás no lo diga a diario.
Quizás no lo demuestre a diario.
Pero créeme, confio lo suficiente en ti como para morir por ti.
No importa la situación, soy una kamikaze en el cariño.
Y yo elegí ser feliz repartiendo mi pequeño corazoncito.
Cuidar o no tú trocito es cosa tuya, pero ten en cuenta que mi corazón también puede llorar, ten cuidado que no se te resbale de las manos...
No importa si está roto o no, los cristales rotos reflejan más el brillo.
Y yo quiero elegir brillar por los que cuidaron mi corazoncito.
Con amor, comprensión, ternura y respeto.
Brillaré por ti, me quieras a tú lado o no.
Porque yo no olvido los actos de cariño y de amor hacia mi.
Olvidaré todo el dolor.
Pero una palabra tierna siempre hace un gran cambio.
Una palabra de amor siempre ayuda en un día gris.
Un abrazo y algo de comprensión siempre me han ayudado a levantarme de la cama cada día y no rendirme.
Aún hay días en los que me rindo, pero sé que mi corazoncito está en buenas manos, en manos cuidadosas y tiernas.
En manos que van a ayudarme a que mi llama vuelva a brillar, aunque mis lágrimas aún puedan apagar mi fuego como hace la lluvia.
Sí, aún lloro algunas noches, pero esas palabras de cariño, amor y ternura hacen que sean lágrimas dulces y no saladas.
Mis ojos reflejarán la luz que me dais como el arcoíris tras una tormenta.
No estoy sola, nunca lo he estado.
Porque poquito a poco dejé mi corazón en buenas manos.
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